Friday, September 01, 2006

Mañana tengo un matrimonio, y estoy casi segura de que no iré. Aun no defino bien la razón; no sé si es porque los tacos acentuarían el dolor en mi ovario derecho, o porque sencillamente dudo mucho de que esta boda se acerque un poco al concepto universal que tenemos todos de“final feliz”. Y aunque no parezca mi problema, sigo pensando que el sentido de la humanidad tiene mucho que ver con las firmas (y los sí).


Mi mamá y mi papá se casaron hace 25 años, y estoy segura de que fue por motivos más extraños y profundos que el amor. Supongo que argumentaron el acto con otro tipo de consideraciones, más sensatas que la carga que supone asegurar ser el amor de la vida de alguien. Alto sentido de responsabilidad el de mis padres.


Cache está enterrada en la jardinera. Esta noche, si quisiera, podría considerar como válida la opción que tenemos todos de sentirnos felizmente miserables , y sentarme junto a ella para retomar las consideraciones que llegamos a tener sobre qué es lo que pasa cuando la gente decide permanecer junta ; versiones ampliamente estudiadas.


Esta tarde me invade la sospecha de que la soledad se puede convetir en una letanía que baja en curva.


...Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.

En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad,

pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar .....



...El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.

En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.


J. Sabina

Peces de Ciudad